El espejismo de la igualdad se convierte así en una verdad irrebatible. No es extraño que cuando surgen manifestaciones de desigualdad, en el ámbito laboral o en las relaciones afectivas, la gente no entienda cuál es su causa y cueste tanto explicitar lo obvio: su carácter estructural.
Las niñas desde su infancia no solo juegan con muñecas: se transforman en muñecas. Unas muñecas cada vez más hipersexualizadas, de forma que ser una Lolita se convierte en un "deporte", en el que se nos socializa. Pero no nos engañemos, este modelo está destinado a complacer a los hombres y limita nuestro potencial como seres humanos.
Sabemos que la mayoría de las mujeres y algún que otro hombre han jugado con muñecas. No tiene nada de malo en sí mismo jugar a ser una persona adulta, salvo por el hecho de que suele ser expresión de una drástica división de roles, de lo que se considera propio de "lo femenino" como opuesto y excluyente de lo "masculino" : gustar a los demás, ser atractiva, amada... Una norma que se nos graba a fuego y que nos influye y condiciona en distinta medida, en función de nuestros modelos de referencia y experiencias vitales. El problema se agrava por el elevado grado de identificación de las niñas con las muñecas en la actualidad: se visten como ellas, se disfrazan de sus princesas-muñecas favoritas, siguen como fans a otras niñas "muñequizadas" en la televisión y en Internet... Se acostumbran, en definitiva, a "normalizar" esa conversión en objetos...sexuales.
Las niñas crecen y se convierten en adolescentes listas para "su consumo" en Internet. Las redes sociales nos ofrecen numerosos ejemplos de chicas-muñeca, orgullosas de mostrar su parecido con Barbie... Son los iconos de una belleza imposible, artificial, vacía. Se nos muestran como "apariencia" sin más; no tienen opinión de nada, solo dan consejos a otras chicas para que puedan reproducir también ese ritual de cosificación. Esa es precisamente una de sus ventajas, lo ornamental no molesta ni incomoda porque es un mero telón de fondo.
Estos modelos sociales no son algo extraño al sistema sino al contrario: existen porque gustan, porque encajan en la sociedad. De hecho, sus seguidores y seguidoras en la red son muchísimos.
Todo por la popularidad, porque la popularidad es "éxito", aunque te vuelvas de plástico y tu vida no sea tuya... ¿ésta es la sociedad que queremos construir? ¿ese va a ser nuestro legado a las nuevas generaciones? ¿O podemos plantear otras posibilidades desde la educación?
Estos modelos sociales no son algo extraño al sistema sino al contrario: existen porque gustan, porque encajan en la sociedad. De hecho, sus seguidores y seguidoras en la red son muchísimos.
Todo por la popularidad, porque la popularidad es "éxito", aunque te vuelvas de plástico y tu vida no sea tuya... ¿ésta es la sociedad que queremos construir? ¿ese va a ser nuestro legado a las nuevas generaciones? ¿O podemos plantear otras posibilidades desde la educación?
Tenemos que reflexionar sobre estas formas de control, alguien tiene que decir a "la emperadora" que le han vendido un espejismo y que reaccione, porque no es una "cosa" "que se vende", sino un ser humano valioso: con vida y voz propias.
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Jugando a identificarse "con"... |
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